Nunca es tarde para volver a empezar. Eso
dicen y dicen mucho más: "hoy es el primer día del resto de tu vida",
"cada día es una nueva oportunidad", “reinventarse o morir", etcétera.
Porque, además, no importa la edad que tengas,
ahora los cincuenta són los nuevos cuarenta que no se nos olvide eso y que
somos el segundo país del mundo en esperanza de vida.
Hace poco conocimos a Iñaxi Lasa, la
centenaria vasca que empezó a ir al gimnasio cada día a los noventa y tres años
y además con cien es tiktoker o el caso del italiano Giuseppe Paternò que se
graduó en Filosofía e historia a los noventa y seis años, por citar algunos
ejemplos.
Pero esas frases, no solo son frases
motivadoras que podemos asociar hoy en día a Mr. Wonderful y releerlas cada
mañana al tomar nuestro café en una de sus tazas, también nos las inculcan de
manera más sofisticada y detallada, los miles de "coach" que
proliferan desorbitadamente (aquí una con formación en ello, lo dice) desde Tony
Robbins o Jay Shetty, a Mario Alonso Puig o Cristina Soria, pasando por mi Sol
Aguirre. Centenares de personas, como en todos los ámbitos, algunos con muchísima
formación y grandes profesionales, otros más vendehúmos que están a la “caza”
de aquellos que todavía no han encontrado su lugar, aquellos a los que no les
motiva su trabajo, los que se sienten estancados, los que no saben qué hacer
con su vida. A éstos, se les recomienda, entre otras cosas, conocerse, hacer introspección
y muchos cursos y formaciones, claro está, pero me quedo con una de las cosas que
más me han resonado a mí personalmente y por eso os escribo hoy desde aquí a
mis hoy recién cumplidos cuarenta y seis años: buscar aquellos talentos innatos
que siempre nos han acompañado desde niños, aunque hayan quedado medio
olvidados en algún cajón de nuestro más profundo interior.
La verdad es que no sé si lo mío se trata de
empezar de nuevo o seguir por dónde lo dejé, retomar, sería el verbo adecuado.
En realidad, nunca abandoné del todo esta pasión mía por escribir que empezó
con ganas e ilusión en la escuela cuando mandaban hacer redacciones y la mayoría,
recuerdo, torcían un poco el morro, sin embargo, yo veía ahí, en el folio en
blanco, una gran oportunidad, un mundo virgen para llenarlo con mis
ocurrencias, mis fantasías, mis pensamientos, mi creatividad. En la
adolescencia en cambio, se convirtió en mi refugio, dónde vomitaba todo aquello
que tenia que sacar fuera de mí, por no poder digerirlo, donde me hacia las
preguntas más trascendentales, dónde me aliviaba ir escribiendo una palabra tras
otra y plasmar así aquello que me atormentaba.
Después vino mis ganas de estudiar
periodismo, comunicación y de ahí surgió mi blog, esté que dejé olvidado,
tantos años atrás. Pero hoy, como nunca es tarde, he vuelto a empezar, he vuelto
simplemente a dónde se suele volver, allí donde has sido, eres, feliz.
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